Querida cuñada, si quieres en una
próxima ocasión que nos juntemos hablamos de las izquierdas y las derechas y de
lo que tu quieras, de momento, y si lo tienes a bien y tienes tiempo te animo a
que le eches un vistazo a mi blog : http://fierabrashaciendoamigos.blogspot.com/
donde he plasmado muchas de mis reflexiones y podrás hacerte una idea básica de
cual es mi posición respecto de la sociedad y el mundo en que vivimos. De todas
formas aprovecho ahora estas pocas líneas para hacer un humilde homenaje y a la
vez para hablarte de un hombre que no llegue a conocer, y que durante toda su
vida fue un obrero de derechas...
Se trata de mi abuelo Lázaro, que
murió casi un mes antes de nacer yo, de ahí que al futuro Antoñito le cambiaran
de nombre a última hora y terminaran bautizándolo para que todavía a sus 45
años algunas personas sigan llamándole Lazarito.
Me cuentan que mi abuelo era un
hombre de carácter y muy religioso, lo que obviamente chocaba frontalmente con
las dos Repúblicas de carácter laico en su máxima potencia que le tocó vivir,
como anécdota puedes mirar en mis fotos de facebook, un álbum con el nombre
Miscelánea y donde esta la fotografía de un panfleto en el que el firmante
solicita en el momento de su muerte sea enterrado en cementerio católico y con
los ritos de la iglesia, para que veas como estaba la cosa durante la
República, es curioso míralo.
Mi abuelo se dedicó durante toda
su vida a la construcción llegando a dirigir su propia empresa de albañilería,
que fue cantera de varios miembros de mi familia que aprendieron ahí el oficio
y a sido luego su profesión toda la vida; He tenido la oportunidad durante
todos estos años de poder hablar con muchos de los empleados que trabajaron en
la empresa de mi abuelo, y todos, sin excepción siempre me han hablado muy bien
de el, a pesar de su baja estatura, algo tenía que haber heredado yo de el,
hombre de mucho carácter, pero
muy solidario y atento con los trabajadores y sus familias, como anécdota me
contaba uno que el único problema que se encontró alguno de ellos a la hora de
ir el sábado por la tarde a casa de mi abuelo a cobrar su paga, era que les
pillara rezando el rosario, y entonces había que unirse al grupo, así que
intentaban atisbar por la ventana antes de entrar cual era el panorama dentro
de la casa.
Como he dicho antes, los hombres
de la familia se ocupaban en la construcción y para las mujeres montó mi abuelo
una pequeña tienda de telas y ropa en la propia casa, tienda que luego fue
evolucionando a zapatería, frutería, y finalmente ultramarinos en la que a mi
ya me tocó echar una mano a la familia y que estuvo funcionando asta la
jubilación de mi Padre; A esta tienda he visto llegar gente de la otra punta
del pueblo, y ante la extrañeza de otras clientas por desplazarse tanto
teniendo otras tiendas mucho más cerca de sus domicilios, he escuchado en
varias ocasiones a alguna de estas mujeres decir que les gustaba venir aunque
fuera muy de cuando en cuando, porque querían agradecer a mi familia el trato
que recibieron cuando se llevaban ropa o calzado y no tenían dinero para
pagarlos; Me contaba mi Madre que cuando mi abuelo llegaba a casa a la hora de
comer o por la tarde, mi abuela se enfadaba con el y le reprochaba que hubiese
mandado a por ropa o por calzado a fulanita o menganita sabiendo que no tenían
dinero, y la contestación de mi abuelo era: “Ya pagarán mujer cuando puedan
hacerlo”, muchas veces, como se puede entender, ese día nunca llegaba.
Pues ahí le tienes cuñada, a grandes
rasgos, la Historia de un obrero de derechas...
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